Los profesionales sanitarios viven una era llena de novedades tecnológicas que no solo repercuten en su trabajo directo, sino también en su formación continua y, por ende, en la dinámica de su día a día. Un tiempo en el que cada vez reciben más información por más canales, lo que hace que sea complicado gestionar toda esa nube de información, que a veces se puede convertir en una tormenta de novedades, aclaraciones e incluso contradicciones que no siempre resulta fácil asumir. El salto al 2.0 de la salud ha traído muchas ventajas, pero si no se saben gestionar los nuevos entornos, las propias ventajas se pueden convertir en desventajas.
Nuevas necesidades, nuevas herramientas
Con este caldo de cultivo, han surgido muchas herramientas y numerosas iniciativas de formación 2.0 de diferentes tipos. Sin embargo, no todas han sabido adaptarse a las necesidades reales ni dar en el clavo. El mercado es cambiante y se mueve a un ritmo frenético, mientras que las nuevas herramientas y la formación intentan dar en el clavo, en primer lugar, llegando a los sanitarios, y en segundo, siendo útil para ellos en su día a día.
Además, existe una sobrecarga de información que hace imposible que el propio sanitario, sin ayuda para ser eficaz, pueda navegar en ese mar 2.0 en el que muchos están instalados desde hace unos años y llegar a donde desee en una ruta sin escalas. Básico.
En este sentido, las herramientas deben aportar un plus más allá de ser teóricamente correctas. Deben tener la capacidad de ofrecer valores añadidos a los sanitarios para ser capaz de engancharlos y conseguir que se usen, y que, por tanto, sean útiles, única forma de realizar una validación práctica. No ha habido muchos casos de éxito continuados, aunque sí muchos intentos. Pasar de la creación a la integración a la vida diaria es una tarea difícil.
El caso de 'Red 3.0'
Una de las últimas iniciativas más llamativas surgidas en este camino entre el 2.0 y el 3.0 ha sido la herramienta Red 3.0, una iniciativa de formación continuada dirigida principalmente a cardiólogos (pero que también pueden usar otros profesionales sanitarios) y que los ayuda de una manera eficaz en actualizarse constantemente contrastando los papers de cardiología que se publican en todo el mundo, desde donde quiera y cuando quiera. A su ritmo, pero realizando un filtro de rigor y fiabilidad no visto hasta ahora.
La plataforma se centra en tres pilares: conocimiento, formación y apoyo sobre la hipercolesterolemia, la dislipemia y sus consecuencias clínicas asociadas. Funciona como una comunidad vertebrada en una red 3.0, que tiene dentro de su estructura vídeos, sesiones en directo y casos prácticos, con contenido rigurosamente seleccionado y listo para ser configurado de forma personalizada.
Su modelo se basa en tres espacios para el sanitario muy concretos:
1. Espacio para novedades audiovisuales en función de especialidad gustos e interactividad den la plataforma, denominada REDFLIX.
2. Espacio con información semanal actualizada y servida en artículos explicativos cortos, denominada REDTODAY.
3. Formación médica y aséptica, acreditada y sin acreditar siempre vinculada al campo de la cardiología. Acceso a múltiples estudios, denominada REDFÓRMATE.
Identificación de necesidades como vía de éxito
Así, el profesional sanitario puede identificar claramente lo que necesita en cada momento y realizar de forma fácil esa labor de filtrado tan necesaria hoy día. Más que nada porque se calcula que en 2020, relativamente a la vuelta de la esquina, habrá 200 veces más información médica por especialidad de la que un médico es capaz de absorber. De hecho, se estima que actualmente un cardiólogo necesitaría 21 horas al día para leer todos los papers que se publican de su especialidad, según explica Mar Muñoz en Acta Sanitaria.
Claramente este tipo de herramientas son necesarias, no solo para los cardiólogos, sino para todos los sanitarios interesados en seguir utilizando las nuevas tecnologías y la fuerza de la eSalud para mejorar en su día a día.