El Health 2.0 Europe concluyó justo ayer tras tres jornadas de presentación de proyectos de eSalud europeos, en los que se primó la conversación y las experiencias compartidas. Uno de los platos fuertes y más esperado del día era 'La experiencia del paciente empoderado', una charla que había levantado mucha expectación y en la que se presentó un panel que pretendía explicar cómo las TIC aplicadas a la salud estaba impulsando a los pacientes para que estuvieran más informados, formados y conectados con el resto de actores en el mundo online, y que de nuevo ponía de manifiesto esa relación entre empresa vs paciente y las necesidades de estos últimos.
Sin embargo, este ejercicio inicial de buenas prácticas se quedó en parte, y a pesar del esfuerzo colaborativo de muchos de los que participaron en él, en la parte más superficial del proceso. Mostró buenas ideas e intenciones, pero no conectándolas directamente con las necesidades reales del paciente, sino con el afán de crear esas necesidades a través de su propia idea. El paciente real y de a pie, de nuevo, estaba ciertamente ausente del papel de emisor, y tenía más protagonismo como receptor, además de estar totalmente eclipsado por los logos de las empresas.
Lo que quedó claro es que ahora mismo, las empresas están más cerca de crear la necesidad que de realmente cubrir una que ya exista, como explicaba ayer en nuestro blog el consultor Pedro J. Gonzalo, en un análisis muy acertado.
Algunas de las demos que se hicieron en directo pusieron de manifiesto la capacidad de cosas que puede hacer hoy día un paciente si realmente lo desea, y la amplia forma de hacerlas que puede tener, desde cualquier parte, para convertirse, más o menos, en un súper gestor de su propia salud a través de diferentes herramientas. Algunas de esas demos fueron las de PowHealth (una herramientas para gestionar la salud el paciente desde cualquier lugar), Best Doctors (una forma de conectar pacientes con los mejores doctores), Emperra (telemonitorización) y BaseHealth (prevención al paciente), que os recomendamos visitéis y valoréis vosotros mismos.
Preguntas en el aire
Sin embargo, en este punto, nos preguntamos ¿El paciente realmente quiere hacer todo esto? ¿Quiere rellenar un montón de datos de salud en un servicio web para luego recibir un feedback? Y vamos más allá ¿El paciente es capaz de interpretar un documento clínico emitido por un ente público (como unos análisis) y transportar esos datos a un dashboard de una empresa o laboratorio clínico para luego mirar gráficas creadas a raíz de su uso? Por tanto ¿Es útil ahora mismo este tipo de herramientas?
Si este modus operandi se puede demostrar y validar con pruebas fehacientes, ensayos probados y un muestreo de pacientes considerable, que justifique el uso de estas herramientas por su parte con claros beneficios para su supuesto 'empowerment', está claro que los proyectos presentados en esa charla de la Health 2.0 cubren necesidades que ya existen. SIn embargo, si no son capaces, denotarán que están intentando más crear una necesidad que cubrirla.
Sin embargo, este ejercicio inicial de buenas prácticas se quedó en parte, y a pesar del esfuerzo colaborativo de muchos de los que participaron en él, en la parte más superficial del proceso. Mostró buenas ideas e intenciones, pero no conectándolas directamente con las necesidades reales del paciente, sino con el afán de crear esas necesidades a través de su propia idea. El paciente real y de a pie, de nuevo, estaba ciertamente ausente del papel de emisor, y tenía más protagonismo como receptor, además de estar totalmente eclipsado por los logos de las empresas.
Lo que quedó claro es que ahora mismo, las empresas están más cerca de crear la necesidad que de realmente cubrir una que ya exista, como explicaba ayer en nuestro blog el consultor Pedro J. Gonzalo, en un análisis muy acertado.
Algunas de las demos que se hicieron en directo pusieron de manifiesto la capacidad de cosas que puede hacer hoy día un paciente si realmente lo desea, y la amplia forma de hacerlas que puede tener, desde cualquier parte, para convertirse, más o menos, en un súper gestor de su propia salud a través de diferentes herramientas. Algunas de esas demos fueron las de PowHealth (una herramientas para gestionar la salud el paciente desde cualquier lugar), Best Doctors (una forma de conectar pacientes con los mejores doctores), Emperra (telemonitorización) y BaseHealth (prevención al paciente), que os recomendamos visitéis y valoréis vosotros mismos.
Preguntas en el aire
Sin embargo, en este punto, nos preguntamos ¿El paciente realmente quiere hacer todo esto? ¿Quiere rellenar un montón de datos de salud en un servicio web para luego recibir un feedback? Y vamos más allá ¿El paciente es capaz de interpretar un documento clínico emitido por un ente público (como unos análisis) y transportar esos datos a un dashboard de una empresa o laboratorio clínico para luego mirar gráficas creadas a raíz de su uso? Por tanto ¿Es útil ahora mismo este tipo de herramientas?
Si este modus operandi se puede demostrar y validar con pruebas fehacientes, ensayos probados y un muestreo de pacientes considerable, que justifique el uso de estas herramientas por su parte con claros beneficios para su supuesto 'empowerment', está claro que los proyectos presentados en esa charla de la Health 2.0 cubren necesidades que ya existen. SIn embargo, si no son capaces, denotarán que están intentando más crear una necesidad que cubrirla.