Información de salud digital: Juego de Roles


La información de salud en la era tecnológica está siendo más crucial que nunca. Demasiada y poco depurada, inunda Internet y llega a cualquier persona sin filtro ni cualitativo ni cuantitativo. Por eso, profesionales sanitarios, periodistas y pacientes se reunieron en la Jornada de Salud Digital que precede al I Congreso Nacional de Salud en Madrid, para debatir (de nuevo) muchas cuestiones que preocupan a estos tres actores. Las conclusiones inmediatas, demasiado abiertas, pusieron de manifiesto que los tres discursos sectoriales son todavía endogámicos y viven atrapados desde hace algunos años en el mismo discurso del que parece que quieren escapar de una vez, al menos en su declaración de intenciones.

Entre pregunta y respuesta (y hubo muchas), se atisbó una luz de esperanza para que algo empiece a cambiar y se llegue a conclusiones que aporten valor real a la información de salud digital que conecte a sanitarios (a todos, no solo a médicos) con pacientes (a todos, no solo los empoderados) a través de periodistas (que informen en base al periodismo, y no al amarillismo ni al oportunismo ni mucho menos al militarismo).  ¿Difícil? Sí, pero no tiene que ser imposible.

Combate de argumentos

El debate tuvo combates inconclusos pero que dejaron reflexiones sobre las que apoyarse para avanzar y salir del ostracismo que atraviesan algunos discursos de la eSalud española, repetitivos y aburridos. La información versus la opinión; el humanismo se las vio con la objetividad; la divulgación las tuvo frente a la concienciación; la inmediatez luchó contra la rigurosidad; y la veracidad y el contraste de fuentes tuvo sus más y sus menos contra la implicación de entidades o personas implicadas que den voz a diferentes sujetos en la propia información de salud digital. 

Muchos debates buscaban una fórmula (a día de hoy imposible) sobre cómo ofrecer la información de salud, dónde ofrecerla (en qué medios) y a través de quién (¿se tiene claro el papel de cada uno?). A pesar de que no faltaron planteamientos anacrónicos que siguen viviendo anclados en un tiempo pasado, se abordaron puntos de relativa importancia. Primero, por sectores, con sanitarios reunidos por un lado, pacientes por otro, y periodistas (en el panel en el que participé) por otro. Cada grupo con su propio panel de respuestas para luego hacer una (complicada) puesta en común, muy difícil, que también acabó marcada por la rapidez y el característico bucle de argumentos cliché del que se quiere salir (y algún día se saldrá).

Roles 

Se habló mucho del rol de cada uno. Del rol de divulgador de información objetiva, contrastada y rigurosa en los canales adecuados del periodista, y de sus obstáculos en su trabajo diario para que eso suceda. También se habló del rol conciso, científico y único en su especialidad como emisor de información especializada en salud del sanitario. Y por supuesto no se dejó de lado la necesidad del paciente, receptor de esa información emitida por sanitarios, canalizada por periodistas y ahora también emisor propio, con emociones, sentimientos y al fin y al cabo, humanización, de la propia información digital de salud. 

Conexiones

Y se habló de sus conexiones entre ellos. De las reales, y las soñadas. Del paciente que se va a Google a buscar información, y la encuentra, en lo que puede ser una ruleta circunstancial e irresponsable que marque su salud. Del sanitario que no quiere saber nada de las nuevas tecnologías. Del que sí, que hace retuits todo el tiempo, ¿validándolos?, recomienda links y contrasta información con el propio paciente, explicándole lo que es válido o no, y dónde puede buscar la información que necesita. Del periodista que debe escribir la información, publicarla, optimizarla, posicionarla y tratar de que tenga la máxima rigurosidad y contraste, y esté lo más posicionada posible, con permiso de Google, como si dependiera solo de él y todo se pudiera hacer en un minuto y de una única forma (más bien al contrario). 

Y de todo lo que podría mejorar la cadena, aunque de nuevo, de una forma abstracta y rápida. Hablando de rapidez... en vez de ser el gran aporte de valor ¿No está siendo el gran lastre? Esta pregunta no se respondió. Lo que sí quedó claro, no solo en el debate, sino en el ambiente, es que una persona no puede hacer/saber de todo. Un sanitario no puede ser enfermero o fisioterapia, tratar a sus pacientes en su consulta online, y luego también en su consulta física, y ser periodista a la vez. Un periodista no puede recabar información en tiempo récord, para competir en tiempo real con otros medios y otros blogs, escribir y publicar y conocer todo el espectro de temas sanitarios, y tener una línea directa abierta e inmediata con sanitarios de todo tipo. Un paciente no puede ser paciente y a la vez escribir para todos los demás pacientes, y saber donde está toda la información que necesitan, y saber filtrarla de la mejor manera. El paciente necesita ser escuchado. El periodista ser atendido. El sanitario ser entendido. Así, evitamos que el paciente haga de sanitario, el sanitario de periodista y el periodista de paciente. Y viceversa. 

Conclusión desde mi panel

Las diferencias entre periodistas, sanitarios y pacientes deben quedar claras, y el aporte que cada uno tiene que hacer al otro, también. Y todavía no lo están. Y la responsabilidad de quién debe hacer cada cosa, tampoco lo está. Solo lo están en marcos de empresas privadas, donde cada una marca lo que pretende de cada actor. Y es precisamente ahí hacia donde debe tender el debate, paralelo o unido, pero que se unifique en algún punto. 

Como conclusión (siempre como panelista en la discusión sectorial de periodistas), me quedo con la idea de que periodistas y sanitarios nos miremos menos a nosotros mismos haciendo autocrítica constructiva pensando en qué papel podemos aportar cada uno en la creación de información sobre salud digital para el paciente. Algo que no hay que olvidar. Complementándonos y no compitiendo, ayudándonos más, en vez de disputarnos el trono de quién está habilitado para hacer qué, abandonando una posible competencia que fagocite nuestra potencialmente muy fructífera relación. Y sobre todo escuchar y pensar más en los pacientes para poder, entre todos, conseguir una información de salud digital responsable y fiable, que ofrezca la confianza y el valor que la persona que la busca en Internet, como por ejemplo un paciente, se merece. 

No vale nada hablar de objetividad, independencia, rigurosidad, veracidad, divulgación, contraste, etc. en la información de salud digital si luego no somos capaces de saber quién es cada uno y qué papel debe jugar. No se le puede perder el respeto a ninguno de los tres actores en cuestión y las críticas desde fuera, esas que no construyen, no nos sirven.

Gracias a todos los que habéis aportado vuestra opinión en esta jornada porque habéis hecho este artículo.