La tecnología wearable está dando mucho de qué hablar en el ámbito de la eSalud mundial. Desde hace unos meses mucho se habla en España sobre el binomio eSalud y wearable, cada vez más presente en el día a día de los que confían en las TIC como mejora. La 'ropa tecnológica' o 'ponible' está siendo cada día más habitual, y está creciendo en 2014 a un gran ritmo. Sin embargo, como todo lo que sube, corre peligro de bajar, y convertirse en una moda pasajera, algo que hay que evitar. ¿Lo lograremos?
Como ya dijimos hace una semana en este blog, tras el auge de las Apps de salud, los wearable han visto como son capaces de introducir muchas funciones de las Apps en las actividades del ser humano y convertirse casi en un complemento de ellos. Sin embargo, el reto, como bien aportaba la mente inquieta de Rafa Pardo en una de nuestras entradas, es "que no se noten", y que se integren plenamente en nuestras vidas.
Necesidad wearable
Entonces, ¿Vamos por el buen camino? Parece que sí si consiguen establecer sinergias con la eSalud y con los actores de ésta, para responder a verdaderas necesidades y no a necesidades infundadas, como dejó entrever Jesús Garrido hace unas pocas semanas en el programa de radio Onda Saludable.
Carlos Mateos, director de COM SALUD, también se ha sumado al debate explicando a través de las redes sociales que "la irrupción de los wearables es inevitable" debido a que se van a "generalizar", situando en este caso el reto de los propios wearables en la capacidad de los profesionales de la salud de "aprovecharlos", para así convertirlos en una realidad con mucho futuro, y alejarlo de las temidas modas.
Está claro que los wearables tendrán futuro siempre y cuando se entienda que tanto desarrolladores, empresas como profesionales sanitarios involucrados en el proceso de creación de los mismos y posterior monotorización de cara al paciente deben entender que el wearable tiene que aportar valor, responder a necesidades reales, implicar al paciente y lograr que el paciente no note que el propio wearable es un elemento externo, sino hacerlo suyo, como un paciente hace suyo otras cosas u otros elementos a los que incorpora a us vida, porque la mejoran.
CONSULTA EL RESTO DE LA CUATRILOGÍA WEARABLE
Como ya dijimos hace una semana en este blog, tras el auge de las Apps de salud, los wearable han visto como son capaces de introducir muchas funciones de las Apps en las actividades del ser humano y convertirse casi en un complemento de ellos. Sin embargo, el reto, como bien aportaba la mente inquieta de Rafa Pardo en una de nuestras entradas, es "que no se noten", y que se integren plenamente en nuestras vidas.
Necesidad wearable
Entonces, ¿Vamos por el buen camino? Parece que sí si consiguen establecer sinergias con la eSalud y con los actores de ésta, para responder a verdaderas necesidades y no a necesidades infundadas, como dejó entrever Jesús Garrido hace unas pocas semanas en el programa de radio Onda Saludable.
Carlos Mateos, director de COM SALUD, también se ha sumado al debate explicando a través de las redes sociales que "la irrupción de los wearables es inevitable" debido a que se van a "generalizar", situando en este caso el reto de los propios wearables en la capacidad de los profesionales de la salud de "aprovecharlos", para así convertirlos en una realidad con mucho futuro, y alejarlo de las temidas modas.
Está claro que los wearables tendrán futuro siempre y cuando se entienda que tanto desarrolladores, empresas como profesionales sanitarios involucrados en el proceso de creación de los mismos y posterior monotorización de cara al paciente deben entender que el wearable tiene que aportar valor, responder a necesidades reales, implicar al paciente y lograr que el paciente no note que el propio wearable es un elemento externo, sino hacerlo suyo, como un paciente hace suyo otras cosas u otros elementos a los que incorpora a us vida, porque la mejoran.
CONSULTA EL RESTO DE LA CUATRILOGÍA WEARABLE