Desde que la tecnología centró varios de sus esfuerzos en la salud para mejorar la calidad de vida de los pacientes y del resto de actores de la sanidad, se han hecho miles de cosas (y las que se harán) de las que se podrían escribir miles de historias con diferentes finales.
Webs, apps, dispositivos, servicios, productos, canales, portales, comunicaciones, etc. Todo con un mismo hilo vertebrador: el servicio al paciente. Conseguirlo es el éxito para todos. De momento, el empeño de un gran colectivo de personas implicadas en diferentes proyectos está en ello.
Durante estos últimos años ha habido muchas tendencias llamativas, novedades, giros de la propia tecnología o incluso del mercado, para atraer al eslabón que focaliza el sistema sanitario. Para atraerlos a ellos con soluciones innovadoras. Sin embargo, muy pocos han arribado a su objetivo. Proyectos que se quedaron en proyectos, grandes y pequeñas ideas que no llegaron a materializarse y realidades, reales, pero que han sido absorbidas por su propia (y redundante) realidad. Intenciones, muchas, las mejores. Ideas, millones. Resultados, más bien pocos, difusos, y lejos del usuario para el que se han creado, algo de lo que ya hablamos el mes pasado.
Mar de ideas
Entonces, si ha habido tantas ideas, ¿por qué han funcionado y se han implementado llegando a usarse realmente tan pocas? El propio mar de ideas que acunó a la eHealth ha servido para que muchas de ellas sea ahoguen en un océano que a veces parece muy difícil de navegar con barcos (proyectos) que no terminan de atracar en ningún puerto.
En este punto: ¿Qué es lo que falla en la eHealth? ¿Cuáles deben ser los nuevos caminos? ¿Inteligencia artificial? ¿Realidad aumentada? ¿Dispositivos de todo tipo para mejorar nuestra salud? ¿Conectividad?¿Interoperabilidad? ¿Usabilidad? ¿Y si lo que hace falta fuera algo transversal a todo eso, que complementado con alguno de estos aspectos se convirtiera en la solución real transversal a un sistema sanitario cada vez más empoderado en tecnología? ¿Quién tiene la respuesta? La creatividad.
Este concepto tan común y al a vez tan abstracto, que no siempre se aplica, es la base de todo. La creatividad es lo único que puede hacer destacar a un proyecto por encima de otros y a la vez conseguir ser una solución real para un problema de algún actor del sistema sanitario.
La denominada inventiva es la única capaz de asociar, por un lado, las ideas de forma diferente como hasta ahora se había hecho para darle la vuelta al concepto (innovando) en plano teórico y, por otro lado, conseguir llegar a esa conexión con el paciente para validar su uso en el plano práctico. Por tanto, aunar utilidad y eficacia a algo que sepa captar la atención.
Nueva perspectiva
La creatividad en la eHealth pasa por pensar en el paciente -y en otros actores del sistema sanitario- desde una perspectiva tecnológica cercana al diseño, a la funcionalidad y a la innovación pero también a la inteligencia, para idear soluciones que además de ser útiles en el plano teórico, le llamen la atención y encima le soluciones un problema relacionado con la salud. Crear algo resolutivo, diferete y con un nuevo enfoque no visto hasta ahora para que le aporte un valor añadido que hasta ahora no le habían aportado de otro modo.
Whatsapp no inventó el chat, aplicó la tecnología para usarse de otra manera a cómo hasta entonces se había hecho. Blablacar no inventó las aplicaciones ni las comunicaciones en línea, supo ofrecer una solución a unas necesidades de un sector concreto. En el campo de la salud, por ejemplo, los portales de pacientes no inventaron los propios portales ni las carpetas de salud, pero están sabiendo ofrecer un servicio actualizado a los pacientes.
La creatividad solo ofrece ventajas a la eHealth. ¿Es el momento de que sea el punto que vertebre los proyectos?
Webs, apps, dispositivos, servicios, productos, canales, portales, comunicaciones, etc. Todo con un mismo hilo vertebrador: el servicio al paciente. Conseguirlo es el éxito para todos. De momento, el empeño de un gran colectivo de personas implicadas en diferentes proyectos está en ello.
Durante estos últimos años ha habido muchas tendencias llamativas, novedades, giros de la propia tecnología o incluso del mercado, para atraer al eslabón que focaliza el sistema sanitario. Para atraerlos a ellos con soluciones innovadoras. Sin embargo, muy pocos han arribado a su objetivo. Proyectos que se quedaron en proyectos, grandes y pequeñas ideas que no llegaron a materializarse y realidades, reales, pero que han sido absorbidas por su propia (y redundante) realidad. Intenciones, muchas, las mejores. Ideas, millones. Resultados, más bien pocos, difusos, y lejos del usuario para el que se han creado, algo de lo que ya hablamos el mes pasado.
Mar de ideas
Entonces, si ha habido tantas ideas, ¿por qué han funcionado y se han implementado llegando a usarse realmente tan pocas? El propio mar de ideas que acunó a la eHealth ha servido para que muchas de ellas sea ahoguen en un océano que a veces parece muy difícil de navegar con barcos (proyectos) que no terminan de atracar en ningún puerto.
En este punto: ¿Qué es lo que falla en la eHealth? ¿Cuáles deben ser los nuevos caminos? ¿Inteligencia artificial? ¿Realidad aumentada? ¿Dispositivos de todo tipo para mejorar nuestra salud? ¿Conectividad?¿Interoperabilidad? ¿Usabilidad? ¿Y si lo que hace falta fuera algo transversal a todo eso, que complementado con alguno de estos aspectos se convirtiera en la solución real transversal a un sistema sanitario cada vez más empoderado en tecnología? ¿Quién tiene la respuesta? La creatividad.
Este concepto tan común y al a vez tan abstracto, que no siempre se aplica, es la base de todo. La creatividad es lo único que puede hacer destacar a un proyecto por encima de otros y a la vez conseguir ser una solución real para un problema de algún actor del sistema sanitario.
La denominada inventiva es la única capaz de asociar, por un lado, las ideas de forma diferente como hasta ahora se había hecho para darle la vuelta al concepto (innovando) en plano teórico y, por otro lado, conseguir llegar a esa conexión con el paciente para validar su uso en el plano práctico. Por tanto, aunar utilidad y eficacia a algo que sepa captar la atención.
Nueva perspectiva
La creatividad en la eHealth pasa por pensar en el paciente -y en otros actores del sistema sanitario- desde una perspectiva tecnológica cercana al diseño, a la funcionalidad y a la innovación pero también a la inteligencia, para idear soluciones que además de ser útiles en el plano teórico, le llamen la atención y encima le soluciones un problema relacionado con la salud. Crear algo resolutivo, diferete y con un nuevo enfoque no visto hasta ahora para que le aporte un valor añadido que hasta ahora no le habían aportado de otro modo.
Whatsapp no inventó el chat, aplicó la tecnología para usarse de otra manera a cómo hasta entonces se había hecho. Blablacar no inventó las aplicaciones ni las comunicaciones en línea, supo ofrecer una solución a unas necesidades de un sector concreto. En el campo de la salud, por ejemplo, los portales de pacientes no inventaron los propios portales ni las carpetas de salud, pero están sabiendo ofrecer un servicio actualizado a los pacientes.
La creatividad solo ofrece ventajas a la eHealth. ¿Es el momento de que sea el punto que vertebre los proyectos?