Aunque a veces
no somos conscientes de ello, en apenas unos años la tecnología ha revolucionado
nuestras vidas, y por consiguiente, nuestro comportamiento. A la vez, Internet
ha democratizado el mundo virtual (ya que el real por desgracia sigue sin estar
tan democratizado como debería) en el que tantos usuarios dan rienda suelta
tanto a sus pensamientos como a sus necesidades.
Hablando de necesidades,
una de las cosas que más ha conseguido la tecnología aplicada a la salud ha sido
poner encima de la mesa las verdaderas necesidades de los pacientes, en este
caso, las han puesto ellos mismos gracias a las herramientas que le han
otorgado. Esta situación ha hecho que los canales tradicionales en los que se
veían médico y paciente, se dupliquen, guste o no a muchos actores sanitarios. Por
tanto, al pregunta que nos hacemos es ¿Son válidos estos nuevos canales que la eSalud ha proporcinado para
los pacientes y los ePacientes?
Para
responderla, primero de todo, debemos responder a otra: ¿Dónde se ven ahora
médico y paciente además de la vía tradicional que se había seguido hasta la
irrupción de la tecnología? Está claro que para responder a esta pregunta, la
primera respuesta que se te viene a la cabeza si estás dentro del porcentaje de
población con acceso a Internet es en la propia red. Sin embargo, hoy día, Internet
es tan amplio que necesitamos (y vamos) acotar esos canales.
Un canal que se
ha destapado como muy interesante para los pacientes ha sido el espacio que han
ofrecido las redes sociales. Sí, Facebook, Twitter, Google + y otras redes
sociales han supuesto una auténtica autopista abierta para el paciente, que
puede buscar, localizar y preguntar directamente a médicos, terapeutas u
actores sanitarios, sin tener que recurrir a intermediarios, y ni mucho menos,
sin tener que moverse físicamente. Esto ha hecho que algunos de los propios
actores sanitarios se hayan adaptado a estos canales para dar una mejor
respuesta.
Otro canales
Otro canal de
máxima relevancia, que venía ya desde hace algunos años consolidándose, es el
de la blogosfera como punto de encuentro entre unos y otros. Los pacientes han
mostrado el interés por información médica de calidad, y muchos profesionales
sanitarios y empresas lo están haciendo
ya desde hace tiempo a través de blogs, conformando lo que se denomina como la
blogosfera sanitaria. Dentro de esa blogosfera el paciente no solo puede
acceder al médico, por ejemplo, sino también que este puede anticiparse a él, y
ofrecer la información que el paciente puede necesitar. La ventaja que la
blogosfera le llevaba a las Redes Sociales debido a su previo nacimiento le ha
servido para atraer a gran número de ellos, que bucean encontrando el rincón en
Internet que les resuelva las dudas.
Un tercer canal
que ha explotado en los últimos 24 meses ha sido el de la tecnología móvil a
través de las aplicaciones sanitarias. Quizás carece de la vertiente social de
los otros dos, y a pesar de la cantidad de Apps que existen (trillones, y aquí
creo que no estoy exagerando), todavía no goza de tanta fiabilidad por parte del
paciente ni de los propios profesionales sanitarios en muchos casos. Además de
acusar una falta de legislación, su talón de Aquiles ahora mismo, contra el que
está compitiendo a la vez que pone techo a una burbuja, que muy posiblemente se
tendrá que aclarar.
Otro canal no
tan popular ni tan implantado (o al menos no con tanta masificación) es el qeu han habilitado las consultas online. Pero matizamos mucho esta afirmación, porque este canal puede
incluirse dentro de los citados y ser a la vez un subcanal. La consulta online
se puede hacer por una red social, por un blog, por una App o por la propia
mensajería electrónica (email) o por otro soporte (videoconferencia, Skype,
etc.), pero… ¿Tendrá toda la seguridad que puede tener una consulta tradicional
con un médico o una gestión con una organización sanitaria? ¿Es capaz de estar a ese nivel?
Si hacemos esa
consulta a través de una cuenta de Twitter, posiblemente no. Si lo hacemos a
través de un mail de Gmail, posiblemente tampoco. Y si utilizamos una App
sanitaria sin saber quién está detrás, aún menos. Sin embargo, la consulta
online puede ser un muy buen canal para mejorar la relación entre médico y
paciente si se hace a través de los soportes adecuados con las formas
adecuadas, en los que prevalezca la seguridad por ambas partes, tanto por el
médico, como por el paciente.
Usabilidad
Decidir cuál de
estos nuevos canales es mejor o peor sin tener en cuenta factores relativos a
la seguridad, privacidad, profesionalidad y seguridad del paciente posiblemente
sería cometer un error inicial que viciara un proceso que todavía no está
cerrado. El éxito de cada canal debe estar en su propio uso y en saber
identificar los riesgos que puede entrañar cada uno, para salvarlos.
Actualmente, el
camino de la usabilidad de estos canales lo está marcando claramente el
paciente y está obligando a los propios actores sanitarios a adecuarse a ellos
si quieren dar una atención adecuada a las necesidades del paciente. En este
punto, la importancia de hacerlo se triplica en la sanidad privada, que debe
acertar para llegar más y mejor a esos pacientes, por su posible conversión a
usuarios futuros, o lo que es lo mismo, ingresos.
Se podría decir
que estos son los nuevos canales más llamativos de la salud para el ePaciente,
pero realmente lo son también para el paciente tradicional, siempre y cuando
los quiera usar, y sin tener que ser en sus 360ª un ePaciente de libro, o para ir más acorde con el término, de eBook.