Ensayos sobre la eSalud: Redes sociales y hospitales ¿Condenados a entenderse?

Todavía no tienen muy claro la mayoría de los hospitales públicos y privados en España si su presencia en las redes sociales les lleva a algún sitio. Si abriendo un perfil oficial en alguna red social realmente tiene un retorno de inversión a través de los pacientes, y si realmente ese esfuerzo les resulta útil. Los privados creen que sí, y algunos lo están haciendo ya de una (bien) u otra (mal) forma. Otros como les dejan. Y por supuesto bajo el diferente prisma de la sanidad pública (no muestra mucho interés de momento, tiene otros asuntos que resolver en la era tecnológica) o la sanidad privada (lo muestra, porque no le queda más remedio, en busca de más formas de captar pacientes y darles servicio). 

De cualquier modo, la idea no es entrar en este debate de modelos diferentes, sino analizar la relación entre un hospital y un usuario del mismo, a través de uno de los nuevos canales que existen desde hace unos pocos años, la eSalud ha habilitado las temidas, veneradas, insoportables, amadas, entretenidas y 'peligrosas', por no seguir citando adjetivos, redes sociales.



Aunque cada vez hay más hospitales con redes sociales, la mayoría de los centros hospitalarios de España no tienen presencia en ellas, o si la tienen, es como si no la tuvieran (porque no le dan uso).  Es decir, que podemos contar con los dedos de las dos manos los hospitales que están utilizando las redes sociales y los que lo están haciendo bien en nuestro país.  De los aproximadamente 800 hospitales que hay, no llegan a 100 los centros que tienen cualquier red social, algo que es un balance ciertamente pobre, si lo comparamos con otros países, como Estados Unidos. Y no es que tengamos que ser como Estados Unidos ni mucho menos, pero es que tendríamos que pretender ser un sistema sanitario moderno y con capacidad para atender al paciente en todos los canales posibles. Que es a lo que voy.

Sin embargo, ciñámonos a la realidad real, y no a la fantasiosa, y vayamos al a pregunta inicial de si las redes sociales y los hospitales están condenados a entenderse o puede ir por libre, lo que están haciendo la mayoría de los hospitales que tienen perfil en alguna red social. ¿Es posible que exista una relación entre los hospitales y los nuevos canales social media que aporte beneficios?  

Creemos que sí, y lo hacemos, porque a pesar de este párrafo anterior, algunos centros sanitarios ya están ofreciendo servicios a los pacientes a través de los nuevos canales social media, como información sanitaria de calidad e información sobre campañas sanitarias o sobre los servicios de la propia institución, lo que sí justificaría la necesidad de abrir este canal para los que aún están reticentes en hacerlo. 

Si en vez de la guía telefónica -que supongo que ya nadie mira- miramos el mapa de España, en algunas Comunidades Autónomas parecen tener muy clara la prioridad de estos nuevos canales, sin embargo, en otras, parece que esta vía todavía no les interesa ni abrir el debate. En Catalunya está clarísimo. Todos los hospitales ven que los nuevos canales les benefician, les acercan al paciente y les hacen mejorar su relación con el mismo. De una u otra manera, los hospitales puntero de la región apuntan por estos canales. 

En Madrid, por citar otra ciudad con peso y con bastante hospitales, a pesar de que se cuecen muchas cosas importantes de la sanidad española, no sucede lo mismo, como ya hemos reflejado a veces, y la innovación sanitaria está en menos volcada en su parte social. En el resto de regiones la tendencia es cambiante. En Valencia existe un interés notable, como en Andalucía, pero en otras el interés prácticamente parece no existir. 

Por esta razón, y para ver si convencemos a los más tradicionales, a continuación presentamos algunos motivos por los que consideramos que un hospital debe tener presencia activa en las redes sociales para mejorar su comunicación con su entorno, sobre todo en lo que a sus servicios y al paciente se refiere, y mejorar en la atención al paciente, al propio profesional sanitario y en definitiva, ahorrar tiempo, costes, y darle mejor servicio a los usuarios.


1.  Difundir información sobre sus serviciosLos usuarios de las redes sociales van en aumento en España, y tener abierto un canal en ellas supondría poder comunicar mejor campañas de cualquier tipo, como de vacunación, de donación de sangre, órganos o jornadas celebradas en el centro abiertas a pacientes y usuarios de la salud. 

2. Acercarse al usuarioLa sanidad, con una coyuntura poco favorable actualmente, podría apostar por una cercanía mayor tanto del usuario como con sus propios trabajadores, y conseguir que sus redes sean canales para el encuentro de las tres partes. 

3. Ofrecer información sanitaria de calidadUno de los grandes debates de la red actualmente, que podrían cerrarlo los propios hospitales, ofreciendo información sanitaria de calidad, debido a que ellos tienen el mayor know how existente, el de los médicos, a su alcance, algo que los pacientes lo verían como muy fiable, y se combatiría contra los contenidos poco fiables y de fuentes dudosas o inexistentes. Son pocos, pero algunos ya lo hacen. 

4. Crear un espacio virtual de 'Atención al cliente'Actualmente si un paciente o un usuario del sistema sanitario quiere saber algo sobre algún aspecto de un hospital tiene que ir directamente a su web y buscarlo allí exclusivamente, o intentar llamar, gastando dinero y tiempo, y en la mayoría de ocasiones sin saber muy donde a quién debe dirigirse. ¿Y si los hospitales utilizaran, por ejemplo Twitter, para canalizar las dudas de sus usuarios? ¿No sería una buena forma de darles una mejor atención de puertas para afuera? 

5. Controlar posibles crisis o situaciones extranormalesNingún hospital está exento de sufrir algunas crisis de reputación tanto on como offline o situaciones que lo pongan en el punto de mira. Una presunta negligencia puede ponerlo en el foco de la atención, por lo que realizar un ejercicio de transparencia a través de sus propias redes sociales, puede, no solo ayudarle a gestionar mejor la supuesta crisis, sino a darle un valor añadido a su actuación, y por tanto, a su imagen.  

6. Ser más transparenteUn hospital que comparte su conocimiento, su contenido, sus investigaciones o sus vivencias como actor sanitario con el resto es un hospital transparente, algo que agradecerán los usuarios. Las redes sociales bien gestionadas pueden ayudar a mejorar esa transparencia tan necesaria en la gestión para crear confianza.  

7. Crearse una buena reputación onlineEsta característica tiene un poco de las otras seis. Cuando las redes sociales no existían (y las personas se miraban a la cara mientras conversaban), lo más importante para una institución sanitaria era tener una buena reputación, que el boca a boca fuera positivo, que los pacientes, usuarios o incluso médicos hablaran bien de ellos. Para mucho era muy importante, algo que sigue sucediendo tal cual, pero en otros canales. Muchos hospitales, y sobre todos los privados, pueden aprovechar en gran medida este nuevo canal para poder generarse un 'boca a boca online' positivo que haga que los propios pacientes y sanitarios quieran ser atendidos y trabajar en ese centro. 

A veces me pregunto por qué todavía se pone en duda el papel que pueden jugar e intento desmontar esta propia reflexión buscando los puntos que podrían perjudicarles, pero con una buena gestión, que ofrezca recursos, me resulta imposible encontrarlos con la suficiente claridad para que sean una amenaza, aunque seguro los habrá.  

Otras veces me pregunto por qué algunos hospitales abren perfiles en redes sociales sin saber ni siquiera lo que pretenden en ellas. Con lo fácil que es, a veces, saberlo. 

Que cada uno saque sus propias conclusiones. 

Ensayos sobre la eSalud: Las comunidades verticales ¿Más cerca de las empresas que de los pacientes?

Miles de millones de cientos de trillones de empresas pequeñas y grandes (quizás estoy exagerando un poco) se pasan el día intentando averiguar qué hacer para atraer miles de millones de potenciales pacientes (ahora no exagero tanto) en soportes de Internet. Lejos queda ya –al menos para los citados- esos tiempos en los que el paciente y el médico solo se veían en el ambulatorio o en el hospital, y allí establecían su relación, entre ellos y entre otros actores. Todo eso ha cambiado, como reflejamos en otro de nuestros ensayos sobre la eSalud. Y está cambiando, cada día más.

Como sucede, por ejemplo, en la cooperación internacional al desarrollo, preocupa siempre que los intereses de las empresas prevalezcan a los de los beneficiarios, en nuestro caso concreto, los pacientes. En ese caso, los beneficiarios no estarían en el centro de la ayuda (asistencia) y el proceso estaría viciado. Para no cometer ese error, es tan sencillo como el hecho de situar siempre las necesidades de los pacientes en el centro del proceso, algo que la eSalud está haciendo en la mayoría de los casos. Y si no lo está haciendo, debería.



Sin embargo, hace poco, en un acto de salud 2.0 al que acudimos, captó nuestra atención una conversación en el turno de preguntas entre un emprendedor/empresario de la eSalud, y pacientes, profesionales sanitarios y comunicadores especializados. Me llamó la atención por algunas de las afirmaciones que ahí se vertieron sobre el comportamiento de los pacientes en Internet, más concretamente sobre las comunidades verticales y su uso (para los que desconozcan lo que es una comunidad vertical, resumidamente son unas comunidades virtuales online que tienen una temática concreta y que reúnen un contenido de calidad para usuarios con intereses afines y que muchas empresas crean para fidelizar a sus usuarios).

En la conversación, el emprendedor/empresario llegó a plantear que el mejor lugar para que tenga lugar la relación entre médico y paciente son las comunidades verticales, y que se debería fomentar y ‘educar’ a esos pacientes para que las usaran, proponiendo la suya como ‘paraíso’ del paciente, porque presuponía que tenía todo lo que podía necesitar, algo que me resultó muy llamativo. La posterior reflexión que me planteé es ¿Sería mejor para los pacientes en Internet moverse exclusivamente en comunidades verticales?

Sobre el papel, una comunidad vertical puede parecer el sitio perfecto con todas las herramientas para que los pacientes se informen sobre lo que necesitan en Internet. Pero ¿Realmente lo son? La especialización y la implicación que suelen ofrecer estas comunidades son dos bazas y razones a favor junto con la experiencia que puede otorgar el hecho de encontrar a personas en tu misma situación.


Otros factores

Sin embargo, estos tres factores a favor, tienen algunos factores menos favorables en contra. Primero de todo, el enfocar a una comunidad vertical a los pacientes conlleva marcarles el camino, sacarlos de su 'zona de confort' en Internet y llevarlos a un terreno donde no se sienten tan cómodos, en  contra de sus necesidades primarias y a favor de las necesidades empresariales. 

Además, imponer o intentar que se usen va en contra de las necesidades que ellos mismos se marcan. Los pacientes prefieren elegir en Twitter o en Facebook a quién le preguntan, algo que no se escapa a nadie. Luego ellos ya deciden si le preguntan por ahí o través de una web o un blog.

Las comunidades verticales presuponen en el campo de la salud que el paciente quiere tenerlo todo en el mismo lugar, cuando no tiene por qué ser así. En definitiva, el paciente de un mundo físicamente delimitado hasta el extremo donde se lucha (y se paga) por el último centímetro de espacio no quiere oír hablar de fronteras en Internet.

Una empresa dedicada a la eSalud que apueste por las comunidades verticales como mejor y única vía para el paciente se estará olvidando de que el usuario es el que decide en última instancia donde va, y el que marca el camino que surge de sus propias necesidades, y no de las empresariales propias para su propio beneficio. Y por tanto, se está alejando de él y no lo está situando en el centro.  Un paciente que quiera poner un tuit para preguntar algo, lo quiere hacer libremente en Twitter, y no en otro lado. Y eso es un punto que hay que asumir ya. Es más, ya debería estar asumido.

Por tanto, ¿No debemos dejar a un lado los razonamientos lógicos que pueda hacer una  empresa concreta e intentar alinearlas con las necesidades del propio paciente? Los pacientes en Internet observan las herramientas que tienen y utilizan las que más le interesan. Será mucho mejor intentar construir herramientas interesantes que hacer interesantes las que a pesar de los esfuerzos no lo están siendo.


Ensayos sobre la eSalud: Los nuevos canales para el paciente ¿Igual de válidos?

Aunque a veces no somos conscientes de ello, en apenas unos años la tecnología ha revolucionado nuestras vidas, y por consiguiente, nuestro comportamiento. A la vez, Internet ha democratizado el mundo virtual (ya que el real por desgracia sigue sin estar tan democratizado como debería) en el que tantos usuarios dan rienda suelta tanto a sus pensamientos como a sus necesidades.

Hablando de necesidades, una de las cosas que más ha conseguido la tecnología aplicada a la salud ha sido poner encima de la mesa las verdaderas necesidades de los pacientes, en este caso, las han puesto ellos mismos gracias a las herramientas que le han otorgado. Esta situación ha hecho que los canales tradicionales en los que se veían médico y paciente, se dupliquen, guste o no a muchos actores sanitarios. Por tanto, al pregunta que nos hacemos es ¿Son válidos estos nuevos canales que la eSalud ha proporcinado para los pacientes y los ePacientes?

Para responderla, primero de todo, debemos responder a otra: ¿Dónde se ven ahora médico y paciente además de la vía tradicional que se había seguido hasta la irrupción de la tecnología? Está claro que para responder a esta pregunta, la primera respuesta que se te viene a la cabeza si estás dentro del porcentaje de población con acceso a Internet es en la propia red. Sin embargo, hoy día, Internet es tan amplio que necesitamos (y vamos) acotar esos canales.  

Un canal que se ha destapado como muy interesante para los pacientes ha sido el espacio que han ofrecido las redes sociales. Sí, Facebook, Twitter, Google + y otras redes sociales han supuesto una auténtica autopista abierta para el paciente, que puede buscar, localizar y preguntar directamente a médicos, terapeutas u actores sanitarios, sin tener que recurrir a intermediarios, y ni mucho menos, sin tener que moverse físicamente. Esto ha hecho que algunos de los propios actores sanitarios se hayan adaptado a estos canales para dar una mejor respuesta.

Otro canales

Otro canal de máxima relevancia, que venía ya desde hace algunos años consolidándose, es el de la blogosfera como punto de encuentro entre unos y otros. Los pacientes han mostrado el interés por información médica de calidad, y muchos profesionales sanitarios y empresas lo  están haciendo ya desde hace tiempo a través de blogs, conformando lo que se denomina como la blogosfera sanitaria. Dentro de esa blogosfera el paciente no solo puede acceder al médico, por ejemplo, sino también que este puede anticiparse a él, y ofrecer la información que el paciente puede necesitar. La ventaja que la blogosfera le llevaba a las Redes Sociales debido a su previo nacimiento le ha servido para atraer a gran número de ellos, que bucean encontrando el rincón en Internet que les resuelva las dudas.

Un tercer canal que ha explotado en los últimos 24 meses ha sido el de la tecnología móvil a través de las aplicaciones sanitarias. Quizás carece de la vertiente social de los otros dos, y a pesar de la cantidad de Apps que existen (trillones, y aquí creo que no estoy exagerando), todavía no goza de tanta fiabilidad por parte del paciente ni de los propios profesionales sanitarios en muchos casos. Además de acusar una falta de legislación, su talón de Aquiles ahora mismo, contra el que está compitiendo a la vez que pone techo a una burbuja, que muy posiblemente se tendrá que aclarar.

Otro canal no tan popular ni tan implantado (o al menos no con tanta masificación) es el qeu han habilitado las consultas online. Pero matizamos mucho esta afirmación, porque este canal puede incluirse dentro de los citados y ser a la vez un subcanal. La consulta online se puede hacer por una red social, por un blog, por una App o por la propia mensajería electrónica (email) o por otro soporte (videoconferencia, Skype, etc.), pero… ¿Tendrá toda la seguridad que puede tener una consulta tradicional con un médico o una gestión con una organización sanitaria? ¿Es capaz de estar a ese nivel?


Si hacemos esa consulta a través de una cuenta de Twitter, posiblemente no. Si lo hacemos a través de un mail de Gmail, posiblemente tampoco. Y si utilizamos una App sanitaria sin saber quién está detrás, aún menos. Sin embargo, la consulta online puede ser un muy buen canal para mejorar la relación entre médico y paciente si se hace a través de los soportes adecuados con las formas adecuadas, en los que prevalezca la seguridad por ambas partes, tanto por el médico, como por el paciente.










Usabilidad

Decidir cuál de estos nuevos canales es mejor o peor sin tener en cuenta factores relativos a la seguridad, privacidad, profesionalidad y seguridad del paciente posiblemente sería cometer un error inicial que viciara un proceso que todavía no está cerrado. El éxito de cada canal debe estar en su propio uso y en saber identificar los riesgos que puede entrañar cada uno, para salvarlos.

Actualmente, el camino de la usabilidad de estos canales lo está marcando claramente el paciente y está obligando a los propios actores sanitarios a adecuarse a ellos si quieren dar una atención adecuada a las necesidades del paciente. En este punto, la importancia de hacerlo se triplica en la sanidad privada, que debe acertar para llegar más y mejor a esos pacientes, por su posible conversión a usuarios futuros, o lo que es lo mismo, ingresos.

Se podría decir que estos son los nuevos canales más llamativos de la salud para el ePaciente, pero realmente lo son también para el paciente tradicional, siempre y cuando los quiera usar, y sin tener que ser en sus 360ª un ePaciente de libro, o para ir más acorde con el término, de eBook. 

eHealth time: A Triangle of Health Opportunities?

eHealth runs the risk of getting caught up in a circle that doesn’t become anything tangible for the medic or the patient. The private sector is taking the wheel and blazing the trail for the public sector to follow if it chooses to. 

Much is talked about regarding what eHealth encompasses, but not much is talked about regarding its benefits. Is it still not tangible for many people and direct beneficiaries of the application of technology to health? What needs to happen for the Public Administration and the private sector to take advantage of these opportunities?

The European Commission showed through a
report last year that it had been betting on eHealth, while the World Health Organization (WHO), that had already been busy the past few months, showed interest in setting up eHealth worldwide, although plans are still certainly very far away.

For example, in
Spain, the situation is not as defined in the public sector; it is more focused right now on social wars to notice the revolution that is occurring in the technology of healthcare right now. However, the war has only been going on for a few years so there are still four clearly defined groups for eHealth:


1. Potential users: anyone who might benefit from health services.
2. Patients: those who are currently utilizing eHealth, including associations of patients, etc.
3. Professionals: trained professionals who provide health services.

4. Health organizations: hospitals, public administrations, etc.  

Undeniably, four open fronts to improve the quality of healthcare in our country would be central in the implementation of technology in health, each as beneficiaries of a new triangle of communication. The three components of the triangle would be: patients/users (both current and potential), professionals (doctors, nurses, etc.), and health organizations.

At this point, how would the theoretical triangle work in practice? Could health services work with patients as an alternative?


eHealth is leading a constant, virtually optimized, connectived, and efficient realm in which it is not necessary for the four aforementioned groups to operate in a physical space—something that has never happened until now. Given that these groups can operate independently in their own spaces, while maintaining optimal communication,
the relationship between patient, doctor, and institution is improving and resulting in satisfaction for all parties involved. Thus, is it safe to say we have a real opportunity?

Ensayos sobre la eSalud: Una mirada de ciencia-ficción de la medicina personalizada

Medicina personalizada por allí, medicina personalizada por aquí... Hace un par de años, quizás más, que no paro de escuchar este término y ver cómo se escribe de él, por aquí y por allí y por todos los sitios. Siempre lo he visto como un work in progress perfecto para seguir mejorando la relación entre médico y paciente. Más que nada porque este tipo de medicina supone dar al paciente lo que necesita, exactamente cuando lo necesita, y posiblemente como lo necesita, satisfaciendo su necesidad y por tanto, adaptándose a la perfección a él, lo que se traduciría en un sistema sanitario totalmente perfecto, si realmente se consigue hacer eso. Suena bien, ¿no? 



Sin embargo, debemos bajar a La Tierra porque la gran duda surge en ver cómo sería esa medicina personalizada, quién la llevará a cabo y quiénes serán los auténticos beneficiarios de la misma. Este último punto, parece claro: los pacientes. Este grupo de pacientes que demanda cada vez una atención más concreta, y que ahora, gracias a la tecnología, está recibiendo esa atención, o por lo menos, teniendo acceso a recibirla mucho más fácilmente que antes. Así que por aquí parece que vamos en buen camino.

El año pasado no sé si fue el auge de la medicina personalizada, pero sí fue el auge de hablar de ella y contar los millones de bondades que tiene. Una de las razones radica en que con los avances que se están dando en el estudio del ADN, unidos a los avances tecnológicos y la rapidez de ambos, se está duplicando el poder de procesar la información, la disminución de costes, por lo que es mucho más fácil ahora descubrir vínculos entre las variaciones de las secuencias de ADN de cada persona y las enfermedades humanas. En definitiva, la medicina personalizada es aquella que trata al individuo más allá de su contexto genético-molecular y que abarca el intento de comprender el entorno psicosocial de cada paciente para así trazar una hoja de ruta terapéutica que vaya más allá del ADN y de cómo responderá el fármaco o los fármacos recetados en función del genoma. ¿Os queda claro? A mi no, al menos del todo. 

Vuelvo a intentar traer el término a La Tierra. Cuando se habla de medicina personalizada ¿De qué se habla? ¿De una definición de libro que muchos usuarios (pacientes) no saben aún como les puede afectar en su día a día? Si a mi, como usuario o ePaciente, me preguntan que si creo en la medicina personalizada y me la explican como yo he hecho en el anterior párrafo, soy incapaz de comprender como se va a traducir esa relación en mi atención médica. ¿Voy a ir al médico y van a estudiar mis genes? ¿El problema está en mi entorno psico-social? ¿Me debo preocupar si me quedo al margen? ¿Vivimos entonces en una medicina estandarizada? 

Y vuelvo a hacerme la misma pregunta pero esta vez enfocándola de otra manera ¿Cómo me afecta la medicina personalizada? Ahí puede estar la respuesta de la practicidad de esta medicina para el usuario y para fortalecer, acercar y, en definitiva, beneficiar a la relación entre el paciente y los actores sanitarios. 



Visión futurista

En este punto, el otro día tuve una visión que me hizo pensar cómo podría ser la medicina personalizada real del futuro, la que todos amantes de las TICS imaginamos, con la que fantaseamos y posiblemente, la que queremos. MI visión se convirtió en una fantasía tecnológica-sanitaria mientras veía una película que habla de la relación entre un humano y un sistema operativo (Her), en la que un programa diseñado por el hombre cubre todas las carencias afectivas e intelectuales del mismo. 

Más allá de la historia de amor 'tecnológico-hipster' de la película que no viene al caso,  ¿Será posible que la medicina algún día haga eso? ¿Podrá un sistema operativo creado por el hombre cubrir las dudas/necesidades sanitarias del ser humano y darle las respuestas adecuadas como si de un médico de atención primaria se tratase? ¿Será eso, si sucede, la verdadera medicina personalizada? ¿Se está haciendo ya? Puede parecer algo osado, pero me imagino la medicina personalizada así, pudiendo resolver las dudas que tenga, acceder la información fiable que necesito de primera mano y sentirme acompañado por un médico siempre que lo necesite,y no llenando párrafos y párrafos de lo que es y para lo que sirve. 

¿Demasiada ciencia-ficción? Creo que la tecnología nos permite soñar con conceptos que muy pronto pueden ser realidad.