Algunas de los valores añadidos que la tecnología puede aportar a la salud parecen un sueño hecho realidad: ahorro de costes, optimización de la gestión, más herramientas, más adherencia a los tratamientos, nuevos canales, nuevas herramientas, más posibilidades para el paciente... Y así hasta unos cuantos más. Sin embargo, algunas de las aportaciones de la tecnología a la salud pueden llegar a nuestra realidad y no funcionar, o simplemente estar por encima o alejadas de las necesidades reales de los pacientes o del mercado.
En el I Congreso Nacional de Wearables y Big Data, celebrado el 18 de noviembre en Madrid, se habló obviamente de estos dos conceptos, pero el médico y experto en pacientes Joan Carles March aportó una de las reflexiones más controvertidas de la jornada. Los wearables de cara a los pacientes, son un sueño ¿O una 'pesadilla'?
Esta reflexión puede parecer muy extremista, sobre todo para los que creen o defienden que los wearables ya están cambiando la salud de los pacientes (como en algunos casos que se presentaron en el Congreso), pero hay que intentar analizarla. Los wearables, es decir, la tecnología que puedes llevar contigo como una prenda más en forma de dispositivo, se concibieron como un artilugio perfecto para recabar datos del paciente emitidos por su cuerpo, y que al médico le podían venir de maravilla si tiene acceso a esos datos gracias a una monitorización completa e incluso a veces en tiempo real o casi real.
En el Congreso se presentaron varios modelos de wearable, proyectos que están intentando crear experiencias de éxito para ser transportadas y varios ponentes hablaron de proyectos en los que ya se están utilizando este tipo de dispositivos con pacientes. En el mismo evento se pudo ver en directo varias muestras de wearables actuales e incluso hubo en la parte final del día demostraciones de algunos de ellos, como un casco neuronal, gafas de realidad virtual, termómetro inteligente, reloj GPS o gafas conectadas, entre otros.
A tenor de este panorama, el binomio wearable-salud se presenta ideal ¿Verdad? Por tanto, un sueño si se fabrica un wearable que usen los pacientes y cuyos datos reciban los médicos para utilizarlos en su relación y trato con ese paciente. Y este proceso, mejore su tratamiento y su calidad de vida. Si esto sucede, es un 'ideal'.
Diferentes percepciones
Sin embargo, este sueño se puede ver un poco truncado -de ahí el término 'pesadilla' utilizado por March- si tenemos en cuenta la percepción de algunos pacientes ajenos a la tecnología en su día a día y reacios a ella. O simplemente, opuestos a tener que configurar, ponerse, atarse, etc. un dispositivo así cada vez que vayan a realizar una actividad, lo que sin duda supone una barrera.
De hecho, en el mismo congreso, una de las ponentes invitadas, Nuria, en la red social Twitter por @tulupus, explicó durante uno de los debates en el que participó que ella nunca había visto uno útil, lo que puso de manifiesto las palabras teletransporatadas por J. C. March desde Granada a Madrid vía Skype sobre la experiencia con pacientes que citó.
Otro de los ponentes del Congreso, el médico Julio Mayol, fue muy crítico con las verdaderas intenciones a la hora de intentar implantar estos dispositivos en el sistema sanitario, explicando que las personas más afines a estos artilugios los usan pero enseguida que sale otro, por su propia adicción, los abandonan y van a por otro nuevo, lo que dificulta conseguir la adherencia necesaria para que tengan algún sentido aplicados a la sanidad. Es más, el propio Mayol apuntó que el objetivo no tiene el foco a los pacientes, sino a vender servicios. Servicios que pueden venir en forma de 'tecnología ponible'.
Otro de los argumentos que también salió en el congreso fue la posibilidad de que con los wearables aplicados a la salud suceda lo mismo que con las Apps sanitarias, teniendo un mar de aplicaciones de las que apenas algunas se usan, tienen descargas y están certificadas por algún órgano.
Por tanto, ¿Son los wearables para la salud del paciente y de otros actores sanitarios un sueño que podemos hacer realidad pronto? ¿Son de nuevo un dispositivo al que le falta mucho todavía para ser realmente útil en la cadena sanitaria, consagrar su uso para que no sean una 'pesadilla'?
La respuesta a esta reflexión aún no la podemos tener al 100% ni en evidencia ni en ciencia.
¿Qué opinas? ¿Crees que están más cerca de ser un sueño que una pesadilla? ¿Opinas lo contrario?