El engagement es uno de esos términos anglosajones que muchas personas han adaptado para definir situaciones y necesidades de su día a día en su voz inglesa antes que utilizar lo que realmente significa al traducirlo: el compromiso. Un engagement del que se habla mucho en los últimos años en el campo de la eSalud, donde se busca conectar a la organización sanitaria y al paciente en todos los entornos posibles en los que se dan cita, desde redes sociales, webs, Apps y otros lugares creados por las TIC y en los que se puede establecer una relación que mejore la relación entre uno y otro y aporte beneficios.
Tras ya varios años trabajando en este sentido ¿Por qué todavía falla el engagement entre organizaciones y usuarios finales (grupos de pacientes) en la eSalud? ¿Qué es lo que no permite esa conectividad que cree una relación motivada y con fidelidad entre ambos, en la que exista un compromiso bidireccional? Algo ha fallado todo este tiempo en muchos aspectos, traducido, por ejemplo, en Apps sin descargas (o con descargas pero que no se usan) o en plataformas de pacientes en las que hay de todo menos interactuación de pacientes, que es el objetivo inicial para el que se crearon.
Es supuesto error de conexión es el que no permite que exista ese engagement en la eSalud que haga que los usuarios se sientan parte de todas las innovaciones que la tecnología aplica a este campo, y que evite que éstos usuarios, a la vez pacientes en la mayoría de los casos, sientan como suyas las innovaciones y las usen en su día a día, validándolas como útiles. Un 'error' que si se consigue 'mejorar' o 'anular' puede generar esa motivación que los pacientes pueden necesitar para utilizar una App, un nuevo servicio web de salud o algún sistema ideado para mejorar la calidad de su atención. En definitiva, para tener en compromiso con ellas y que exista el ansiado engagement con el paciente. Además de otras barreras que pueden complicar esta relación, como la interoperabilidad y la falta de estándares.
Engagement: qué falla
A la vez que se perpetúa esta situación, cada vez hay más dispositivos, más mercado, y más participación de profesionales, y para este año se prevén muchos avances, como bien resumió el blog Hablando de eSalud hace poco más de un mes.
Sin embargo, como siempre hemos mantenido en este blog, el objetivo de la tecnología aplicada a la salud debe ser que sirva a los usuarios finales, y para que les sirva estos deben percibir que todas las innovaciones son útiles y le aportan beneficios, es decir, una mejora. Para que esto suceda, los usuarios finales tienen que ser seducidos por las propias innovaciones de tal manera que se cree esa necesidad y de lugar a la interactuación que desemboque en un compromiso del usuario final con la organización que implementa la innovación.
Pero, ¿cómo se consigue esto? Como siempre se suele decir, poniendo al paciente en el centro. Pero no solo eso, sino haciendo algo más, muy importante: diseñando proyectos en función de sus necesidades exclusivas, desde la primera fase hasta la final, teniéndolo en cuenta en el proceso y ejecutando proyectos inclusivos y personalizados y no exclusivos y geéricos al servicio de créditos, empresas u organizaciones. Hablamos de eSalud. Hablamos de pacientes. Cuando se diseñe para ellos, con compromiso, existirá el engagemente que muchos están esperando y que todavía no encuentran.