Cómo saber si una apps sanitaria es segura si no existe legislación
Mucho se está hablando de la
burbuja de aplicaciones sanitarias y la poca o inexistente certificación de las
mismas. Desde la entrada del smartphone, cada vez más personas las están usando.
Ante un mercado que no para de emerger, la pregunta patente que se hacen cada
vez más tanto profesionales sanitarios como usuarios de esas aplicaciones es la
misma: ¿Son seguras? Mientras tanto, la latente que deberían hacerse ambos y también
las Instituciones sanitarias es: ¿Responden a alguna necesidad del paciente o
sólo buscan tener muchas descargas?
Son muy pocos los médicos que
recomiendan aplicaciones a sus pacientes, pero muchos los pacientes que no paran
de bajarse aplicaciones de diversa índole: desde controles de tensión o aviso
para medicación hasta las que responden a preguntas sobre la salud de un bebé,
de un enfermo adulto, etc. Algunas tienen muchos usuarios y consiguen una
popularidad muy alta, que les da a la vez mucho prestigio pero, ¿eso las
convierte en seguras?
En un país en el que se regula
casi todo, existe un enorme vacío legal en lo que a certificación de
aplicaciones sanitarias se refiere. Ni instituciones sanitarias, ni Gobierno
central ni Comunidades Autónomas parece que vayan de momento a preocuparse por
este aspecto. Y aunque lo hicieran a partir de mañana, ya lo dice el sabio
refranero popular español: “Los asuntos de Palacio, van despacio”.
Mientras que eso no suceda o no
exista, por ejemplo, un sello al que adherirse para obtener certificación, para
saber si una apps sobre salud es segura hay que seguir, como mínimo, estos
cinco criterios:
- Tener referencias. Saber si la respalda
alguna institución público o privada.
- Conocer la procedencia. Hay que
cerciorarse que la misma aplicación identifica al equipo médico o las personas
que están detrás. Es necesario conocer en qué país está el remitente, y si hay
alguien detrás de ella identificado.
- Confidencialidad. Algunas aplicaciones,
cuando se descargan acceden automáticamente a cualquier dato del teléfono del
paciente, sin este en la mayoría de los casos saberlo. Por eso hay que estar
seguros de los permisos que tiene esa aplicación en cuanto al acceso a nuestra
información, como fotos o datos de la agenda telefónica. Tanto el sistema del
Iphone como el de cualquier otro Smartphone
no cesan de almacenar información privada sobre nosotros y podría ser
peligroso que una aplicación sanitaria no segura acceda a ella.
- Actualización. La medicina avanza muy
rápido y que haya aplicaciones sanitarias con más de un año de vida sin
actualizaciones pueden convertirse en trampas de salud para sus usuarios.
- Sentido común. El criterio más importante de
todos. Una aplicación no deja de ser una aplicación por muy útil que sea.
Algunas sirven para dar información, y otras para ayudar, pero en ningún
momento sustituyen a una consulta al
médico, algo que se debe tener en cuenta.
En definitiva, la mayoría de las aplicaciones sanitarias, sobre todo las más populares, son seguras mientras no se demuestre lo contrario, pero no existe certificación internacional nacional aún que las homologue. Por tanto, el uso seguro requerirá mucho sentido común.