¿Qué apps sanitaria me puede resultar más útil?


La falta de regularización y el vacío legal no provoca que las aplicaciones sanitarias que hay ahora mismo en el mercado sean deficitarias, lo único que hace que el usuario que las usa no tenga la certeza de que lo que está usando realmente mejorará su salud sin ningún perjuicio para ella, como podría suceder en algunos casos.


Además de algunos criterios que se deben seguir a la hora de calificar si una aplicación sanitaria es segura, y que ya hemos apuntado en otro artículo de este blog,  podíamos enumerar algunas razones en las que fijarse que, a falta de legislación, nos digan u orienten sobre cuáles pueden ser más útiles que otras, de todas las que hay en el mercado actual, tanto español como internacional.


Los comentarios. Mientras más valoraciones positivas de otros usuarios que la hayan usado tenga, mejor será esa aplicación. El boca a boca, el efecto viral de algo que funciona, hay que tenerlo en cuenta. Pregunta, consulta y busca algo que te indique que se está usando con éxito.

 La capacidad de resolver problemas. Una aplicación que solo sirva para almacenar información, pero no resuelva ninguna cuestión que el usuario pueda plantear, no tiene sentido como tal. Debe ofrecer respuestas a preguntas.


Fácil de usar e intuitiva. Es muy importante que se entienda rápido y no haya que darle muchas vueltas. No debe ser muy difícil de entender, ni mucho menos confundir. Si fuera así, descendería su uso, y por tanto, no sería buena aplicación.


Actualizada con frecuencia. Debe tener mejoras constantes, es decir, debe reinterpretar el tópico de 'actualizarse o morir'. Nuevas versiones cada cierto periodo de tiempo. Si no se actualiza, se queda atrasada y denota que la empresa que está detrás no está trabajando en ella.


Inteligible. Si la información que ofrece es correcta, pero no llega a la persona porque no la entiende o la entiende mal, no tendrá sentido porque su función final puede verse minorizada por la dificultad en la comprensión.


 Seriedad para no confundir ni alarmar. La búsqueda de información, aunque sea a través de una aplicación, podría llevar al paciente a pensar que está enfermo. Una aplicación que no ofrezca una información fiable, no cumplirá su función y por tanto no será útil.