El salto a Internet ¿Irremediable? del profesional sanitario (I)
Nadie pone en duda el creciente uso de la tecnología para consultar cualquier
dato referente a la salud. Algunos médicos incluso afirman que un paciente no
es un paciente de verdad hasta que no llega a la consulta con un montón de
papeles que ha sacado de Internet con datos sobre su estado de salud.
Sólo hay que mirar a nuestro alrededor. En el metro, en la
calle o en nuestra propia casa. En todos estos lugares se puede ver como cada
vez más el ser humano vive pendiente de un smartphone,
un Ipad o un ordenador que lo
conectan con herramientas o aplicaciones desde las que poder controlar
aspectos de su vida, y la salud no se ha quedado al margen. Aplicaciones
sanitarias desde el dispositivo móvil, páginas donde poder leer cualquier
información sobre enfermedades, concertar citas previas o incluso consultas
online, y así un largo etcétera de información sobre salud a la que el paciente
está sobre expuesto.
Muchas personas, entre ellos gran cantidad de pacientes
potenciales, se han dado ya cuenta del uso adicional que pueden tener las TICs
(la tecnología aplicada a la información y la comunicación) a través de
Internet para indagar sobre sus problemas de salud. Suelen buscar cualquier
información en blogs, en foros, en páginas de hospitales o webs de
profesionales sanitarios. Por tanto, se ha creado una coyuntura en la que el
internauta demanda información sanitaria en la red constantemente. Pero la
cuestión sobre la que debería versar el futuro es otra: ¿Hay suficientes médicos
que oferten esa información con garantías en Internet?
La respuesta rápida a esta pregunta es afirmativa, pero
con un ‘Sí’ no tan contundente como
pueda parecer a primera vista. La mayoría de los médicos hasta hace poco no
figuraban en Internet. Si lo hacían, era exclusivamente para poner su número de
teléfono o dirección de su consulta privada. Ningún dato más. Sin embargo, la
llegada de la web social está haciendo cambiar las reglas de juego, aunque
todavía hay muchos que quieren seguir con las normas de la vieja usanza.
Algunos ya se han dado cuenta y se han puesto
manos a la obra para utilizar cualquier herramienta nueva que mejore su
relación con el paciente, pero es algo que todavía no ha impregnado a la
mayoría, que sigue bajo el auspicio de un sistema sanitario que pide un cambio a gritos en su modelo de gestión.