Ensayos sobre la eSalud: ¿Un triángulo de oportunidades sanitarias?

Pacientes, profesionales e instituciones.
Se habla de eSalud, se define la eSalud, se enmarcan sus cualidades y las tendencias que van a marcar el futuro de la misma en un círculo visioso que cada vez parece que va a más, pero corre el riesgo de seguir siendo eso, un círculo, bucle, que no se transforme realmente en algo tangible de una forma rápida y eficaz ni para el médico ni para el paciente. De momento no está pasando. El sector privado está llevando el timón y marcando las pautas de todos los caminos que el sector público también podría seguir de una forma más intensa si se pusiera a ello.

Ante esta tesitura, se habla mucho de bases, de lo que engloba la eSalud, pero no se habla tanto de los beneficios que trae consigo su implantación. O no tanto como se debería. ¿Por qué pasa esto? ¿Todavía no es tangible para muchas personas y beneficiarios directos de la aplicación de la tecnología a la salud? ¿Qué tiene que pasar para que tanto la Administración Pública como la sanidad privada aprovechen (más, si ya lo están haciendo) estas oportunidades de mejora para el sistema que nos ofrece la era tecnológica en la que vivimos?

La Comisión Europea (es decir, la propia Unión Europea), ya mostró a a través de un informe el año pasado que había que apostar por la eSalud para no poner el riesgo el futuro del sistema sanitario, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya se ha ocupado hace unos años de definir las virtudes de la eSalud, mostrando su interés por la implantación de la misma en todo el mundo, algo que se presume todavía ciertamente lejano.

En España, la situación no está mucho más definida en el sector público, más focalizado ahora mismo en otras guerras sociales que en la propia revolución que se está viviendo en la sanidad gracias a la era tecnológica. Sin embargo, eso no impide que desde hace un par de años ya se puedan decir que están claramente definidos los cuatro grandes grupos de públicos de la eSalud:

1. Potenciales usuarios: todo el mundo susceptible de necesitar un servicio sanitario.
2. Pacientes: las personas que lo están utilizando, las asociaciones de pacientes, etc.
3. Profesionales: todo el profesional sociosanitario de la sociedad que genera los servicios sanitarios
4. Organizaciones sanitarias: hospitales, administraciones públicas, etc.


En definitiva, cuatro frentes abiertos para mejorar la calidad sanitaria en nuestro país que deberían deberían definir y ser el eje de la forma de la implantación de la tecnología en la salud, todos como grandes beneficiarios de lo que supone la misma: un nuevo canal de comunicación entre el triángulo que forman 1) usuario/pacientes (tanto si son potenciales como si lo están siendo en ese momento) con profesionales (médicos, enfermeros, etc.) e instituciones sanitarias

En este punto, habría que hacerse una pregunta de suma importancia. ¿Quién podría hacer mover este eje para que funcione y el triángulo se convierta en una rueda? Los servicios sanitarios trabajando conjuntamente con las asociaciones de pacientes ¿Podría ser una alternativa? 

La eSalud está dando lugar a un escenario constante, virtualmente optimizado, conectado, y eficaz, en el que no es necesario compartir un mismo espacio físico para que se de esa relación beneficiosa entre los cuatro grandes grupos citados, algo que nunca antes había sucedido, y que eso no excluya  precisamente el poder compartir ese escenario si tanto paciente como resto de grupos lo desean, y que mejore los canales de comunicación y, por tanto, la relación entre paciente-médico-instituciones que acabe mejorando la atención y por tanto la satisfacción y el resultado. Entonces, ¿estamos ante una oportunidad real?